domingo, 2 de octubre de 2011

IRA.Parte I-La ciudad del pecado

Porque nadie se libra de los pecados,porque el mundo es caos,porque todo sucede queramos o no,por todo eso,hemos decidido partir la vida en dos.

IRA.Parte I-La cuidad del pecado es la primera parte de una serie de tres.

Pronto los pecados lo devorarán TODO




Tengo que echar a andar,necesito sacar ésto de dentro,es increíble,es totalmente increíble,puto animal,nunca tiene suficiente,siempre quedando por encima de mí,algún día seré yo  quien lo liquide y ese día nos vamos a reir todos un buen rato, mientras brindamos con whisky ,por haber dejado el cadaver mas triste que haya visto la tierra mas llena de gusanos que encuentre.

Cuando acepté el trabajo,ya sabía lo que tenía que hacer,pero parece que nunca soy lo suficientemente bueno,nunca soy perfecto.Soy un jodido hijo de puta,pero alguien tiene que serlo para compensar toda la ingenuidad que existe en este mundo.

Acabo de llegar a mi apartamento,cada vez mas vacío y descuidado,pero yo no soy una persona atormentada que mira a la oscuridad de la noche en busca de paz,en busca de respuestas o buscando que una jodida estrella ilumine su vida.Yo soy práctico y sobre todo,no tengo por qué aguantar la mierda de los demás.
Maxwell es el ser mas rastrero de todo el planeta. Joder,estoy empapado de sudor y ni siquiera me apetece una cerveza fría,solo quiero que Maxwell de la cara,él sabía que Sally era mía,Sally,esa pequeña zorra que creía que estaba por encima del bien y del mal.Podría haber partido su cuerpo en dos con tan solo un abrazo,deseaba hacerlo,jodido Max,él siempre arrasa con todo.

Esta casa es el puto Vietnam,joder,todo el mundo se pelea,todos quieren su pedacito de  guerra,la necesitan,y yo necesito una tregua aunque sea solo durante media hora.Necesito sacarme de la cabeza el cuerpo mutilado de Sally,ese cabrón se debió de divertir de lo lindo con ella,y yo la deseaba tanto...Max estás muerto,ya estás muerto!
Como no dejen de gritar mis vecinos los rusos,juro por dios que cojo la magnum y les pego un tiro en la cabeza a todos,empezando por sus hijos.

Tengo tanto odio dentro que no puedo ni respirar.Lo mas sensato es que hoy no me vaya a conseguir a una puta,porque al terminar de follármela,voy a querer satisfacer otra necesidad, y lo que yo busco es destrozarle la cabeza con el cenicero en el que ella haya dejado su última colilla.Ni es la primera vez,ni será la última, y esta sensación se aplaca durante unos días,pero siempre vuelve,siempre vuelve...Yo soy esa sensación,yo la inventé.

Mierda,Sally,mi pequeña Sally...aun recuerdo cuando la ví por primera vez,como una niña,sonriendo,mientras se retiraba el pelo que el viento se empeñaba en pegarle a la cara,preciosa,frágil,llena de posibilidades.Un mundo desconocido.
Yo estaba con Max en el local de Terry,con su chico mayor destrozado en mis brazos.Eso les pasa a las viejas borrachas que no pagan lo que deben y que no conocen el significado de la palabra compromiso.
Max estaba detrás de la barra,sujetando a Terry y obligándola a ver cómo yo apalizaba a su hijo.Recuerdo que me dolían los nudillos,porque los huesos de la cara del chaval se rompían y se astillaban con facilidad.
Entonces entró Sally y el viento entró con ella.Cuando por fín pude verle la cara,supe que Sally tenía que ser mía.
Al principio se asustó,pero Max le dijo:"Pasa encanto,esto ya está terminado,¿verdad Terry?".
Supongo que ella entró en el local por no contradecir a Max,supongo que cualquier persona asustada hubiera hecho lo mismo...supongo...supongo.
-¿Qué quieres tomar?Hoy hay barra libre-preguntó Max
-Vodka con un chorro de limón,por favor-susurró ella,visiblemente desubicada.
-Wow!!Son las 11:00 de la mañana,pequeña..Vodka entonces
-Ponme otro a mí-le dije mientras tiraba al suelo a Mick (creo que se llamaba así)-hoy no beberás sola...

Incluso un ciego, se habría dado cuenta de que James había perdido la cabeza por la muchacha desde el mismo instante en que esta apareció por la puerta, y Max podía ser muchas cosas, pero no ciego. – Menudo pelele, no aprenderá nunca- pensó mientras observaba a su fornido compañero de viaje perdido entre los cabellos de la larga melena de Sally. No era la primera vez, James también podía ser muchas cosas, pero debajo de esa pinta de tipo duro y a diferencia de lo que creía el resto del jodido universo, si hurgaran profundo entre las entrañas de su misantropía, del animal descerebrado en el que se había convertido en aquellos últimos años, aun encontrarían restos de la humanidad que un día tuvo y eran, estos ecos del pasado, los que a veces le jugaban malas pasadas y le hacían olvidar aunque fuese por un solo instante,  cual era el único propósito de su existencia.

Hacía tres años que James y Max trabajaban para el Sr. Thorton, uno de los mafiosos mas peligrosos del condado, ellos eran digamos…. sus “chicos de los recados”, si, creo que ese sería el término adecuado. Si había que quitar a alguien de en medio, pues lo quitaban. Si había que incentivar a alguien para que pagase sus deudas, pues lo incentivaban (Terry podía dar buena cuenta de ello). A cambio, no sólo recibían generosas cantidades de dinero, sino también la gracia del Sr. Thorton, maestro titiritero de aquel decrépito guiñol en el que se había convertido el pueblo. Así, si a la pareja de socios, se les iba un poco de las manos alguna juerga nocturna, si alguna prostituta aparecía muerta tirada en algún oscuro callejón o desaparecía alguna virginal jovencita de la noche a la mañana, pues digamos que la policía, tampoco ponía demasiado ímpetu en solucionar el caso y éste, acababa archivado como tantos otros, en un mugriento archivador oxidado.

Aquella mañana era extraordinariamente calurosa, el astro de fuego inmisericordioso, azotaba la árida tierra del condado con su látigo de luz, recordándole a las marionetas que jugaban a vivir en aquel terrario, quien era el dueño de todo aquello, a quien debían rendir pleitesía. No obstante, el interior del bar, era uno de los pocos lugares del condado donde no se hacía tan palpable la influencia del Deus sol invictus, pues Terry, gracias a la “generosidad” del Sr. Thorton, había incluido en las recientes reformas del local, un reconfortante sistema de aire acondicionado, como bien rezaba en el cartel pegado al cristal de la puerta de la entrada, posiblemente, uno de los motivos que sedujeron a la preciosa Sally, a adentrarse en el lugar, haciendo un pequeño paréntesis en su viaje. No lo habría hecho de haber sabido lo que allí le esperaba, por que “Una Eternidad”, que era el nombre del local, iba a convertirse en su maldita tumba y con su muerte, el condado de Sunshine, iba a vivir su pequeño Apocalipsis. La ira del destino.

- ¿Quieres otro preciosa?- preguntó James, extrañamente nervioso, mientras intentaba ver mas allá de los hipnóticos ojos de Sally. – No, gracias, creo que ha sido suficiente, tengo que conducir- contestó esta, ya ubicada, pero visiblemente asustada, mientras de reojo observaba la maternal escena de una madre socorriendo a su hijo al final de la barra. Mick, semiinconsciente y con la cara ensangrentada, intentaba decirle a su madre, que no se preocupara, que todo estaba bien, mientras ésta intentaba sin éxito, limpiarle la cara con un viejo pañuelo que había pertenecido a la familia durante años y en el que aun, pese al desgaste del cruel tiempo, podía leerse a duras penas, una frase tejida: por mas ardiente que sea el infierno, no cabes mas profundo de la cuenta.

Me jode reconocer que la primera vez que vimos a Sally,los dos perdimos un poco la cabeza,porque en realidad,ninguna persona merece que yo sienta la rabia que siento ahora,nadie es tan importante como para parar un mundo que yo puse en marcha y al que doy cuerda con cada mirada,pero Sally...fue la criatura mas exquisita que jamás pisó Sunshine.

Aquel día escarbé en la suciedad del alma,me metí en los mas profundo del deseo y tomé la decisión mas equivocada de mi vida.

Sally iba a salir por la puerta de "una eternidad",creo que solo estuvo allí tres minutos,pero fueron suficientes para que quisiera que se quedara conmigo,hasta que un tiro a bocajarro nos separara.

Ni aunque se unan el cielo y el infierno,ni aunque el día y la noche se hagan socios,no hay NADA en este mundo que pueda salvarte Max,nada.Estás muerto maldito cabrón!
Le voy a sacar hasta la última gota de sangre y me voy a revolcar en ella hasta quedar totalmente rojo y pegajoso,y luego iré a ver a su madre y la daré el beso que mas ruido haga de este jodido planeta,mientras la susurro:"saboréalo bien,así sabe tu hijo".
Jodido mundo de venganza que mueve mi vida,me estremece,la ira es mi hermana gemela,y yo nací unos minutos antes que ella,pero estamos pegados como siameses.

Cuando Sally se dirigió a la puerta,sentí un deseo irrefrenable de abalanzarme sobre ella,taparle la boca,meterla en mi coche,llevármela a mi casa y encerrarla allí hasta que se acostumbrara a mí,hasta que me suplicara que la quisiera,que la hiciera el amor,que la matara cuando yo quisiera...pero solo la dije"Tú no has visto nada,una palabra de ésto y te encontraré,créeme,te buscaré y te encontraré".
Ella miró para atrás con pánico,e intentó salir del local,pero Max ya había saltado como un gato hacia la puerta,bloqueando su paso.
-Espera,antes de irte,tendrás que decirnos a dónde vas,hacia donde te diriges.
Sally miró a Terry y Mick en busca de alguna remota ayuda en sus ojos,pero lo único que recibió fue indiferencia (bastante tenían ya ellos con pensar de dónde sacarían el dinero que le debían al Sr. Thorton)
-Bueno,en realidad,aún no había decidido hacia donde iba-dijo Sally mirando al suelo.Un suelo tan sucio,como la mentira que acababa de decir.
-¿No sabes donde vas,pequeña?¿Secretos?-la preguntó Max,agachándose un poco para llegar mas cerca de su cara e intimidarla más de lo que ya estaba.
-¡Déjala Max!Está huyendo,se la huele el miedo desde aquí-le dije acercándome a ellos dos.
-Mira James,pues entonces,no hay nada que perder...esta mujer y nosotros,perdona,¿cual es tu nombre?-se interrumpió Max
-Sally- (su voz...su maravillosa voz...)
-Pues Sally y nosotros vamos a coger el coche e ir todos juntos a ninguna parte-continuó Max.

Debí decirle que la dejara en paz,debí haberle obligado a soltarla el brazo,mientras ella me miraba pensando que acababa de salir del infierno para meterse dentro del jodido caos.
Debí hacerlo,pero no lo hice.El amargo impulso de la sinrazón pudo mas que yo.

Sally...te llevaste el último poso de esperanza que yo tenía dentro,me vaciaste.
Sonríe Sally,sonríe para mí.

Tres minutos habían pasado en “La Eternidad” cuando los dos hombres y la mujer salieron del local. James alzó la mirada y retó a la gran bola de fuego cuando esta, mas soberbia y desafiante se mostraba allá arriba en su firmamento privado, pues en aquel momento, incluso se puso en duda que su hermana, la luna,  fuera a atreverse a inmiscuirse en sus asuntos… no habría noche en Sunshine aquel día. James sacó unas gafas de sol del bolsillo de la camisa y se las puso, hizo lo propio con su sombrero de cowboy, algún día sería interesante hablar de cómo lo consiguió. Mientras tanto, Max ya se había sentado frente al volante de la camioneta y junto a él, Sally, quien aun intentaba encontrar una mirada de complicidad de James, pero ese barco ya había zarpado y éste, refugiado tras los opacos cristales de la cobardía de aquel que mira hacia otra parte, se sentó a su lado y cerró la puerta.

Max arrancó y aquella vieja furgoneta, testigo ciega de tantas y tantas atrocidades, se puso en camino dejando atrás la eternidad para adentrarse en las mismísimas venas del diablo, destino, el olvido. Sally giró la cabeza y miró hacia atrás, hacia el local, quizá en un intento de aferrarse por un último instante a su antigua vida. La cortina de fuego tejida por el sol, apenas le dejó distinguir la silueta de Terry, plantada en la puerta de “La Eternidad” como tantas otras veces, cuando los socios, vestidos con la piel de Caronte, barquero de los infiernos, habían acompañado a otras tantas almas perdidas hacia las profundidades de su destino. Aquella fue la última vez que sintió el calor humano, pues en aquella sucia furgoneta, sentada en medio de aquellos dos espejos sin reflejo, la única humanidad que había, era la suya.

- ¿Estás cómoda preciosa? – preguntó Max mientras no le quitaba ojo a las seductoras piernas de la muchacha, que asomaban con mucho mas descaro de lo que ella hubiese deseado en aquel momento, por culpa de su corto vestido. - ¿A dónde me lleváis? – contestó ella con los ojos claramente empañados de miedo. – no te preocupes por eso Sally, solo queremos enseñarte los placeres de Sunshine, un lugar maravilloso en el que perderse si sabes visitar los sitios adecuados, tocar las teclas correctas –respondió Max con tono burlón mientras James parecía ajeno a la conversación e intentaba huir de sus propios demonios tirando la mirada por la ventanilla.

-    Tengo dinero- dijo Sally.
-    ¿Dinero? ¿Acaso tenemos pinta de necesitar dinero preciosa? ¿la has oído James? Dinero dice…
-    Déjalo ya socio, ¿acaso no te parece ya lo suficientemente asustada?- Exclamó James con cierto tono amenazador, justo antes de que Max frenara en seco el vehículo.
-    Bueno, ya hemos llegado preciosa, ¿acaso no es este el lugar mas bonito del mundo?

Ante la atenta mirada del improvisado trío, se alzaba majestuoso el motel Wallestein, antro habitual al cual la pareja de socios, solían llevar a sus conquistas para tener un rato de intimidad. Sally experimentó una fuerte sensación, un  Déjà Visité que recorrió todo su cuerpo como jamás antes había sentido. Cuan caprichoso era el destino, burlándose de ella justamente, aquella mañana. Pues todo hacía indicar, que el cuerpo putrefacto de su novio Tony, iba a seguir criando malvas en el maletero de su coche, mucho mas cerca de la eternidad, de lo que jamás hubiese imaginado. – Venga preciosa, baja de la furgoneta, que tito Max, te va a dar buena muestra de la famosa hospitalidad de Sunshine.


He llamado a Max a su teléfono al menos diez veces en la última hora,este avestruz esconde la cabeca,pero ni siquiera sabe dónde hacerlo.No hay lugar seguro en este mundo para tí Maxwell.
Me he encendido y he destrozado mi móvil contra el suelo.Odio hablar por teléfono,lo odio,pero aún odio más cuando no me contestan.

Las cicatrices se mezclan con los pecados en esta urbe.Soy un cuidadano perfecto para tí Sunshine,soy tu jodido hijo predilecto.Guardo la llave de esta cuidad entre los casquillos de las balas que he gastado,la sangre que derramé y mis nudillos.

Cuando llegamos al motel,me reencontré con todos los pecados de dos coraznes que ya no laten,y nos saludamos efusivamente.Los pecados son serviciales y susurran.
Max y yo somos los salvadores,los guardianes del dolor,la penitencia del destino.

En la recepción del Wallestein,si aquella entrada inmunda podía llamarse así,ni siquiera tuvimos que pedir una habitación,el viejo sudoroso que regentaba aquel lugar,nos dio una llave sin tan siquiera preguntar,sin mirar a Sally (si no hay conexión visual,no hay remordimientos).
Subimos a la habitación,yo sabía lo que iba a pasar ahí dentro,pero la cintura de Sally,quien subía delante de mí,era una visión que me agarraba con fuerza,y yo no estaba dispuesto a soltarla.

Entramos en la habitación,como siempre mugrienta y sórdida.Sally miraba para todos los lados con los ojos muy abiertos.
-Bueno Sally,¿qué tienes para nosostros?-le preguntó Max
Yo sonreí,esperaba que lo que tuviera guardado aquella pequeña diosa,fuera la parte buena de un día cansado.Aquella mujer representaba mis fantasías de humanidad,quería protegerla,quería follarla,pero a la vez también quería hacerle mucho daño.
Sonó la puerta,la abrí,era el viejo que nos traía una botella de whisky,las costumbres están para respetarlas.
-Tenéis vasos en el armario-nos dijo.
Cerró rápido la puerta,y con ella cerró el mundo tal y como Sally lo conocía.
-Por favor,no me hagáis daño.En realidad no me importa lo que he visto,no me importa a lo que os dediquéis ni quienes seáis o lo jodidos que estéis en la vida,pero por favor,dejadme marchar,tengo que salir de esta cuidad,no lo entendéis...
-Cállate la puta boca ya,o te rompo todos los malditos dientes de un puñetazo-le dijo Max tirándola a la cama.
Lo cierto es que me empalmé cuando visualicé,como si fuera una obra de teatro o  la escena de una película, a Sally chorreando sangre por la boca,empapando su piel blanca mientras yo agarraba con dureza sus cara y recogía con mi lengua su delicioso fluído rojo.

Una vez que la tuvo donde quiso,Max se abalanzó sobre ella como un loco,como si ella fuera el aire que él necesitaba para seguir viviendo.Asmático Max.
-Agárrale las muñecas,se mueve como una puta gata-me dijo Max
-¿No puedes tú solo?-le dije mientras me encendía un cigarro.La oscuridad falló,la oscuridad murió,yo la maté.
No puedo describir la sensación de ver a Sally gritando y revolviéndose para que la dejáramos en paz,enfrentada con la sensación de paz que me transmistía aquella hermosa muchacha...pero al final,mis instintos naturales me hicieron ser el despreciable ser que soy,fuí y seré.
-Tienes razón-me djo Max sonriendo-comienza el show.
Max se quitó el cinturón y le ató las manos al cabecero de la cama.
Yo cada vez estaba mas excitado ante sus gritos y su desoladora mirada
Max la tapó la boca con la mano,la arrancó la ropa y se quitó con urgencia sus pantalones.Se la folló como un jodido animal.
-Tiene un buen polvo Jamie,así que déjela visible para luego.Ya tenemos nueva mascota-me dijo al terminar.
Sally había dejado de gritar.
-¿Ya te rindes,pequeña?-la pregunté mientras acariciaba sus hombros.Puse mi boca en su cuello,y pese a lo mucho que me apetecía arrancarle la garganta de un solo mordisco,solo se lo besé y noté cómo se excitaba y se le ponían duros los sonrosados pezones.
La desaté,sabía que no iría a ninguna parte.Tenía las muñecas rojas y los brazos muertos.
La miré a los ojos,ella también lo hizo (¡jodida puta!)y yo también me la follé como si fuera la última mujer en el mundo.

Abandonamos el motel ayudando a nuestra muñeca de trapo a andar.
Para aquel entonces,Sally ya se había hecho con mi corazón y lo había arañado hasta destrozarlo por completo.Ella llevaba las uñas rojas,se las pintaba con mis sangre.

Malditos bastardos enfermos, ya soy demasiado mayor para esto. ¿Pero que diablos puedo hacer yo, un pobre diablo sin cuernos ni rabo al que a nadie le importa una mierda y estos dos, no dudarían ni en maldito segundo en arrancarme las entrañas por la boca, de hecho, estoy seguro de que si no fuera por el Sr. Thorton, ya lo habrían hecho hace mucho tiempo. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vinieron por aquí, hará cosa de tres años, con aquella chica de porcelana, Sonia, la hija pequeña de los Sullivan. El Sr. Thorton ya se había encargado con su sutileza habitual, de hacerme saber que aquellos dos tenían entradas en primera fila para toda la temporada, así que poco pude hacer… maldita sea, debí haberles volado la cabeza en aquel mismo instante, cuántas lágrimas le habría ahorrado al mundo, cuantos gritos silenciosos de desesperación. No lo hice, no pude, no tuve valor.

¿Y que hago en lugar de eso?, les invito a beber. Una puta botella de Whisky. A saber las maldades que le estarán haciendo a esa pobre chica, dudo mucho que vuelva a ver las estrellas. – murmuraba el viejo Wallenstein mientras le sacaba brillo a la vieja escopeta que siempre guardaba detrás del mostrador, pues hubo un tiempo en que Sunshine no fue un lugar tan tranquilo para vivir, antes de la llegada de Thorton, las cosas estaban bastante feas, la muerte acechaba en cada esquina y cada pensamiento podía ser el último. En aquella época, Wallestein, libre aun de la correa de cuero que hoy le apretaba la garganta, era un tipo bien distinto y no dudaba en utilizar su escoba de fuego cuando la situación lo requería. Alguna que otra alimaña podría dar buena cuenta de ello si no hubiera sido ya devorada por los gusanos, en Sunshine, todo se lo comen los gusanos tarde o temprano.

El viejo dejó la escopeta, ahora brillante, en su sitio y cogió una botella de Whisky Shark, la marca favorita del Sr. Thorton y por supuesto, de sus perros de presa, que lo esperaban con ansia cual macabro ritual, antes de dedicarle toda la atención a su víctima. Los gritos jamás hacían acto de presencia en el motel hasta que tenían su botella de Shark.

Wallestein subió la escalera hasta el tercer piso y picó a la puerta de la habitación nº13, la mismísima puerta del averno. James abrió, y sin mediar palabra alguna cogió la botella y volvió a cerrar el portal que separaba el infierno del mundo de los vivos. Wallestein como en otras tantas ocasiones, se quedó allí plantado, con la oreja pegada a la puerta. Los gritos no tardaron en quitarse la mordaza y comenzar su macabra sinfonía de terror y con cada uno de ellos, afilado como la arista de un cristal roto, se le desgarraba un pedacito de alma. El anciano lloró en silencio mientras apoyaba todo el peso de su culpa sobre la puerta.

Al final del pasillo, una grotesca silueta parecía observar la escena. Wallestein percibió su presencia y miró hacia ella. Era el inquilino de la 19, un tipo gordo, no, obeso, que llevaba hospedado un par de días y que desde entonces, aun no había salido de la habitación. La visión fue esperpéntica, el obeso (Wallestein no recordaba su nombre) permaneció allí unos pocos segundos, mirándole fijamente. Estaba totalmente desnudo y tenía las manos y la cara manchadas de algo que parecía sangre. Tampoco medió palabra ni sonido alguno, volvió a meterse en la habitación y cerró la puerta de un portazo. - ¿es que no hay nadie normal en este maldito pueblo? – se preguntó el viejo diablo, quien harto ya de flagelarse con los gritos de Sally, decidió volver a esconder el rabo que no tenía, detrás del mostrador.

Dos horas después, los perros y la carnaza bajaron por las escaleras. El rostro de la muchacha reflejaba claramente toda una eternidad de dolor, el de ellos no reflejaba nada, pues no tenían reflejo. Sin ni siquiera dedicarle una mirada al viejo, salieron por la puerta camino de aquella diabólica furgoneta suya. Wallestein, acarició la escopeta, acarició la tentación mientras con la otra mano removía una taza de leche caliente con miel, le encantaba la miel. Todo quedó en caricias, no llegó a más. No pudo, no era el momento. Nunca lo era. Nunca lo sería.

Tres eternos minutos pasaron, sonó el teléfono.

Ring ring (¿cómo puede seguir sonando el móvil si está practicamente destrozado?)
...y ahora el puto Sr. Thorton llamando...
-Sr. Thorton!¿Qué puedo hacer por usted?
-Jamie hijo,dime que no habéis sido vosotros los que habáis dejado a Sally O´Connor destrozada cerca del viejo cementerio Haddonfiled
-¿Sally?,jefe,si me deja explicarlo...
-No me puedo creer lo descerebrados que sois.Estoy hasta los cojones de vuestras juergas,yo no soy vuestra puta madre,para tener que limpiaros la mierda del culo cada poco!!
-Créame jefe,esta vez yo no tengo nada que ver
-Mas te vale James,mas te vale.Sally es la única que podía darme una pista sobre donde está mi hijo.
-¿Su hijo?¿Mike o Tony?
-Tony,ha desaparecido hace tres días y parece que se lo ha tragado la maldita tierra.Sally era la muñeca con la que salía ultimamente.No consigo localizar a Max,así que encuéntrale,por tu vida James,encuéntrale.Tú ya me has dicho que no tienes nada que ver,y juro por dios que te creo,nunca me has mentido,pero si descubro que no es así,puedes apostar que vas a desear que te arranquen la piel a tiras con un cuchillo oxidado antes de enfrentarte a mi...Si Max tiene algo que ver,serás tú quien le pegue el tiro de gracia,¿me he explicado?
-Cla...Claro Sr. Thorton.Yo ví a Sally,la conocí,pero no sabía que era la chica de Tony,y mucho menos que él había desaparecido.No se preocupe,encontraré a Max.
-Mike está llegando a Sunshine.Si no encontramos a Tony y él descubre que alguno de los dos ha sido el responsable de lo que le ha sucedido a Sally,sois hombres muertos.Bien sabe dios que esa jodida bailarina no era mas que un entretenimiento para Tony,pero por algún extraño motivo,él se había encaprichado.
-Jefe,haré lo que pueda.

Cuelga ya jodido bastardo,cuelga ya viejo... me arde la garganta y tengo dificultad para respirar.Las palabras de Thorton han sido como un cutter cortándome la piel,llegando a la blanda carne,delineando la angustia.Un corte magistral.
Me cuesta procesar toda esta súbita información.Max,nos acabas de matar a los dos,¿Dónde estás,socio? Te necesito mas que nunca.La ira de Sunshine nos va a atravesar el corazón,mi ira te va a destrozar lentamente.

Si Mike está cerca de Sunshine,esta cuidad no volverá a escuchar ni una sola risa,estoy seguro de que si Satán se encontrara con Mike,le cedería educadamente el asiento.

Cuando terminamos de degustar a Sally en el Wallestein,yo le dije a Max que quería a la chica para mi,él solo se rió.Yo no volví a ver nunca mas a Sally,la ilusión encendida de una vida apagada.

Llegamos con la furgoneta a la autopista norte y allí ,cerca de la salida hacia Brokenport,recogimos los paquetes que habían dejado para el Sr. Thorton, en una caseta habilitada para tal efecto.
Sally no abrió la boca en todo el trayecto,no estaba con nosotros,estaba en la cuidad de la irrealidad,nosotros le  dimos la nacionalidad de la cuidad del pecado,pero,claramente,ella quería ser deportada.
Cuando estaba cargando las cajas,recibí la llamada del Sr. Thorton para otro encargo.Cogimos la furgoneta y conduje hasta mi casa,mirando cada tres segundos por el retrovisor a la bella y enigmática Sally,rezando para que ella me devolviera la mirada y sentirla de nuevo dentro de mi.

Cerca de mi casa,tenía aparcado el Mustang y con él me fui a hacerle el trabajo al viejo.No tenía que decirle nada a Max,había un código inquebrantable entre nosotros,él sabía que no debía tocar a Sally nunca mas ,que ella ya tenía dueño.
Antes de meterme en el coche,les vi alejarse,se alejó la razón,se alejó tanto que me arropé con el oscuro manto de la agonía.

Sally estaba muerta.El universo lloró y en sus lágrimas limpié mi conciencia.

                -Y no habrá lugar para los vivos
                -Y la ausencia será la palabra
                -Y las madres no volverán a parir
                -Y la tristeza alumbrará el camino
                -Y la ira lo aniquilará todo.

Comenzaba a oscurecer, incluso el arrogante sol de Sunshine estaba sujeto a las reglas de la naturaleza y James, pisó a fondo su viejo mustang, la idea de dejar a Sally a solas con Max, le perturbaba. El trabajo no era complicado, la cabaña del viejo Cooper, no estaba a mas de diez minutos en coche. Cooper era un militar retirado, un tipo huraño y solitario que no sentía precisamente apego por la raza humana, a saber que sucios negocios se llevarían entre manos él y Thorton, pero bueno, no era asunto suyo, era un tema ajeno y James, lo único que quería era lo suyo, en este caso, cumplir el encargo de su benefactor, que no era otro que recoger un sobre (lleno de dinero manchado de sangre, sin duda) y acercárselo a Thorton a su esplendida mansión por la mañana.

Mientras conducía, no podía quitarse de la cabeza la imagen de Sally, aquella muchacha le había robado la poca razón que le quedaba y dentro de su enfermiza mente, se dibujaban historias imposibles donde aparecían los dos juntos, lejos de Sunshine, lejos del irradiante calor de las llamas del infierno. Iluso. Él bien lo sabía, sabía que una vez entras en la espiral, ya no hay salida posible y ésta, se hace mas y mas estrecha hasta que termina por asfixiarte por completo en una muerte lenta y agónica, ¿lo peor de todo? Lo peor de todo es que una vez muerto, intentas seguir viviendo, aunque ya no estés vivo.

Lo que pasó en la cabaña no tuvo relevancia. James cogió el sobre y apenas intercambió una mirada con Cooper, nada fuera de lo habitual. De regreso a casa de Max, James, haciendo gala de su nefasta capacidad para tomar buenas decisiones (por muy calculador que pudiese parecer a ojos ajenos), decidió acercarse a La Eternidad para ablandar un poco sus doloridos músculos con una buena botella de Shark y así de paso, recoger el coche de Sally, no es que el Sheriff Ortega y su panda de inútiles fueran a indagar mucho en el asunto, pero lo de dejar cabos sueltos, no era algo que fuera con él y prefirió cubrirse las espaldas haciendo desaparecer el vehículo, su destino, las profundidades del lago, igual que tantos otros que yacían en las profundidades pasto de los peces y a saber de que otras criaturas, pues los mas viejos del lugar, siempre habían contado extrañas y dantescas  historias sobre unos diabólicos seres que emanaban del lago las noches de luna llena en busca de alimento, en busca de carne humana. Algo extraño, lo de la luna llena, pues en Sunshine, la luna, rara vez se mostraba completamente desnuda.

La Eternidad estaba repleta, como todas las noches a aquella misma hora. La oscuridad ya se había adueñado de todo, lo había abrazado todo y todas las almas atormentadas del lugar (que no eran pocas), decidían aparcar sus miserables vidas por un instante en compañía de una botella de whisky. James, poseedor de la mas atormentada de todas, se acercó a la barra y le pidió un trago a Terry, -deja la botella- le dijo. Así hizo. El tiempo es relativo en la eternidad y ésta, puede llegar a ser muy adictiva. Sin darse cuenta, habían pasado más de dos horas de su llegada y sus sentidos, estaban ya algo nublados por los efectos del alcohol. – Otra botella,preciosa- le exigió a Terry con evidente mala educación y marcado tono grosero. La cogió y se alejó de la barra con ésta en una mano y su sombrero de cowboy en la otra.

Dicen que el camino se hace al andar y dejándose guiar por sus pies, se acercó hasta una de las pocas mesas donde aun quedaban sillas libres, en ella, un tipo bebía solo. -¿te importa si me siento,amigo?- preguntó James, aunque en realidad no era una pregunta, se habría sentado de todos modos, y una negativa, una mala mirada por parte del desconocido, habría terminado con sus sesos esparcidos sobre la mesa. Se sentó. El pobre desgraciado a quien le había tocado la lotería del destino, también intimaba con el alcohol, en este caso, con una enorme jarra de cerveza. - ¿cerveza?- preguntó de nuevo James- eso es de maricones joder- apartó la jarra de un manotazo con tal fuerza que esta se estrelló contra el suelo rompiéndose en mil pedazos, en mil recuerdos olvidados. Le sirvió whisky en su vaso y se lo ofreció, él se quedó la botella. – bebe conmigo socio, no me hagas repetírtelo, no me gusta beber solo- así hizo el extraño. Mientras Lucy, la hija pequeña de Terry y camarera de La Eternidad a tiempo parcial, recogía con sumo cuidado todos los recuerdos, rezando a sus dioses para que James no se percatara de su presencia. En aquel momento, sus súplicas fueron escuchadas y atendidas, pero no olvidemos que todos los dioses son la misma mierda y en un momento u otro, terminan por abandonarnos a nuestra suerte.

James estuvo vomitando sentimientos en el diván durante más de una hora ante la supuesta atenta mirada del desconocido, quien todavía no había osado llevarse el chupito de Shark a la boca. Su embriagado socio de circunstancias, divagaba una y otra vez sobre su musa, sobre cuanto se había enamorado de ella, amor a primera vista y demás banalidades mundanas e irracionales. Parecía un patético pelele.

Con la última gota de Whisky, con el último aliento de vida de aquella vieja y polvorienta botella, James tuvo un momento de claridad y recordó el por qué de su presencia en el lugar. El coche de Sally. Fue justamente en ese instante, justo antes de levantarse de la silla y despedirse con alguna gloriosa frase de su basto repertorio de genialidades, cuando algo llamó su atención. Una de las lámparas de local, una de las flamantes nuevas lámparas del local que “amablemente” había financiado el señor Thorton por amor a sus conciudadanos, justamente la que estaba encima del extraño, comenzó a jugar a esconder mientras emitía un molesto pero discreto zumbido. En su interior, revoloteaban tres polillas, totalmente ajenas al horror que yacía sentado a sus pies. James se levantó y acercó la mano hasta la lámpara, quemándose los dedos al contacto –Mierda! –exclamó visiblemente molesto mientras se chupaba los dedos para calmar el quemazón. – ven aquí Lucy, tito James se ha hecho pupa y agarró fuertemente a la asustada chica por la cintura, introduciendo los dedos en su boca, -chupa, no me hagas repetírtelo- Lucy obedeció. De no haberlo hecho, se habría despertado con un feo moratón a la mañana siguiente. – buena chica, buena chica… no entiendo por que tú y yo no nos hemos conocido un poquito mejor en todo este tiempo. Lo siento, ya has perdido la oportunidad de probar “al hombre”, pues éste ya tiene dueña (en clara alusión a Sally).

James salió del local y se dirigió a la parte de atrás donde seguía aparcado el coche de su “enamorada”. Introdujo las llaves que previamente le había quitado a Sally y arrancó mientras desde el interior del local, el desconocido no le quitaba ojo desde detrás del cristal. Cuando el coche fue engullido con gula por la siniestra noche, éste se levantó sobre hombros de gigante y dedicándole una última mirada a Lucy, abandonó la eternidad para adentrarse en las entrañas de la noche. – la noche es joven- pensó, él también, pues para entonces, aun no había muerto ni una vez.

ALICIA MISSTERROR Y NANDO EL RECTOR


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8 comentarios:

  1. Me encanta el cambio de tercio que habéis pegado, mezclar la novela negra más cruda y violenta con los habituales seres enfermizos y podridos hasta el tuétano me parece soberbio. A veces me recordaba a los mafiosos de PROMESAS DEL ESTE, pero revisados en versión cafre.
    Ahora lo que me jode es esperar a esa segunda parte...

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  2. gracias Ninio,cuado empiezas a escribir nunca se sabe en qué lugar terminarás,solo puedo decir que habrá sorpresas y que la revisión de los pecados estará dentro de la eternidad.

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  3. Gracias por tus siempre gratificantes palabras elniniodecristal, da gusto descubrir que por ahí afuera, hay mentes tan enfermizas y podridas como la tuya, dispuestas a adentrarse en la demencia ajena y no solo sobrevivir en el intento, sino también disfrutarlo.

    Un sentido graznido, seguido de un afable saludo, por supuesto, de Mr. Corven.

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  4. Reevisado, me voy por la segunda parte con ganas de quién será el tipo del bar. ¿será alguien importante o un extra? Decídmelo ya, el poder de cristo os obliga jajajaja.

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  5. Blanch, dudo que encuentres las respuestas que buscas en la segunda parte de IRA (tendrás que ir un poquito más atrás), solo te puedo decir que de extra tiene poco.

    Y Blanch, cristo no ha tenido nada que ver.

    Un saludo.

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  6. ¿Más atrás? Guíame un poco anda. Cristo está en todas partes Victor, en todas uuuuuuuu

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  7. atrás Blanch,atrás...hasta el filo de medianoche!!!!

    y Cristo???en Sunshine???Cristo en Sunshine dura menos que una botella de Shark en manos de James y Max...

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  8. Ok pues haber empezado por ahí, ala antes de la ira 2 me voy al filo de la medianoche pues. Pobre Cristo.

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